domingo, 6 de mayo de 2012

El rol del director (A propósito de Das Experiment de Oliver Hirschbiegel)

Si Philip Zambardo hubiera querido conocer la naturaleza del ser humano cuando en situaciones extremas asume cierto tipo de roles, le habría bastado leer al Señor de las Moscas (1954), o escuchar las historias de quienes sobrevivieron a una guerra, la de Vietnam por ejemplo. El celo científico, no obstante, llevó al investigador a usar a seres humanos en una prueba que sería mundialmente conocida como el experimento de la Universidad de Stanford. 12 jóvenes harían de prisioneros mientras otros 8 serían los guardas en una ficticia cárcel creada en los sótanos de la Universidad estadounidense.

Das Experiment, la película dirigida por Oliver Hirschbiegel, recrea varios de los eventos ocurridos en el famoso experimento de Stanford. Al igual que en la vida real, en el filme los guardias recurren a extinguidores para aplacar a los presos y obligarles a dormir desnudos y sin literas en sus celdas como castigo. Al igual que en el filme, en el experimento los prisioneros fueron obligados a lavar sanitarios con las manos y a sufrir castigos como el confinamiento en calabozos.
Tanto la película como el experimento llevan un paso más allá las célebres investigaciones realizadas por Stanley Milgram sobre la autoridad y el papel de los roles. A diferencia de Milgran, Zambardo hizo parte del experimento hasta el punto que olvidó que era sicólogo y comenzó a tratar a los estudiantes como verdaderos prisioneros. En sus memorias, Zambardo recuerda que cuando uno de los prisioneros sufrió una crisis nerviosa, pensó "como carcelero no como profesor o como sicoanalista.”
En la vida real y en la película, los uniformes no sólo confieren a los guardias autoridad sobre los prisioneros, las reglas de la cárcel se crean para borrar cualquier rastro de personalidad en los internos; los nombres son reemplazados por números, los vestidos por batas de cirugía. Ante la humillación producida por la cárcel, los falsos prisioneros no encuentran más recurso que seguir al único líder capaz de ofrecer resistencia, quienquiera él sea.

Das Experiment es una película interesante hasta que decide dejar atrás la historia real y convertirse en un holywoodesco thriller. En lugar de explorar la influencia que una institución como la cárcel ejerce en nuestras personalidades, la cinta se pierde en enfrentamientos karatekas, persecuciones por interminables sótanos y una fallida puñalada, una escena bastante semejante a las escenas más violentas de Takeshi Kitano.  Al final, Hirschbiegel, quizás, no fue capaz de escapar de su rol de director, de miembro de una empresa que tiene que cautivar a los espectadores más con la tensión de la película que con la seriedad de las ideas.

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