viernes, 2 de mayo de 2014

LA MUJER AUSENTE, (A propósito de Hostile Witness, Ray Milland, 1968)

Hostile Witness sería una película que pasaría rápido al olvido, si no fuera por el prestigio de su director y protagonista, Ray Milland, el famoso actor galés que encarnara a Tony Wendice en Dial M for Murder, una de las tantas obras maestras de Hitchcock (1954).
El filme relata la historia de un abogado famoso, Simon Crawford (Milland), quien luego de ganar un difícil juicio sufre la pérdida de su hija Joanna (Sandra Tallent) en un accidente de tránsito. La pena por la muerte de su ser más querido, lleva a Simon a una terrible depresión, hasta el punto que tiene que ser internado en un hospital siquiátrico.
Una vez recupera su salud mental, Simon es acusado de asesinar al supuesto responsable de la muerte de su hija. Todas las pruebas indican que el famoso abogado es el culpable, en su escritorio se encuentra una carta en la que un detective privado le indica quién iba conduciendo el automóvil que atropelló a Joanna; la noche del homicidio, Simon no la pasa en su casa y, lo peor, no es capaz de dar cuenta de dónde estaba al momento del crimen.
Para su defensa, Simon encomienda a Sheila Larkin (Sylvia Sims), una joven y brillante asistente que, sin embargo, no tolera que su jefe siempre la deje de lado en la toma de las decisiones de la oficina. A pesar de defender a Simon de forma brillante, Sheila se ve obligada a renunciar a representar a su ex jefe, porque ella no está de acuerdo en interrogar al único testigo que podría comprobar la inocencia de Simon.
Aunque Sheila tenía razón sobre la estrategia jurídica (las torpes declaraciones del testigo sirvieron para suscitar más sospechas), al final Simon, defendiéndose a sí mismo, logra comprobar que el verdadero culpable fue Charles Milburn (Norman Barrs), un asistente suyo que había fabricado las pruebas para vengarse por la participación del ahora jefe, como fiscal, en el caso que lo llevaría a la cárcel décadas antes.
Hostile Witness es más un thriller que una película del genero judicial, el énfasis está más en la pregunta sobre quién en realidad cometió el asesinato que en el proceso mismo. Aun así, hay varios elementos para resaltar. El primero es la parte procesal, todo el caso se define a partir de los testimonios del homicida, quien es obligado a confesar a partir de las preguntas hechas por Simon. Con el paso del tiempo, la ciencia y la prueba pericial han reemplazado a los testimonios en las películas sobre crímenes.
Un segundo elemento, más interesante, es el papel de la apoderada de Simon, Sheila Larkin. En 1992, Cynthia Lucia[1] escribió un artículo en Cinéaste sobre varias películas judiciales que giraban en torno a la labor de las mujeres en el litigio (The Accused, Class Action, entre otras). La tesis de Lucia es que a pesar del papel protagónico de las abogadas en estos filmes, su posición siempre era refrendada por una figura masculina a quien ellas debían someterse, o rendir pleitesía, para poder alcanzar el reconocimiento necesario. Este tipo de sexismo es claro en el caso de Hostile Witness, Sheila Larkin siempre es tratada como una niña menor por Simon, una aprendiza que necesita de la aprobación final del maestro para poder actuar de forma independiente.




[1] Cynthia Lucia, “Women on Trial: The Female Lawyer in the Hollywood Courtroom,” Cinéaste 19, no. 2/3 (January 1, 1992): 32–37.