Hostile Witness sería una película que pasaría rápido al olvido,
si no fuera por el prestigio de su director y protagonista, Ray Milland, el
famoso actor galés que encarnara a Tony Wendice en Dial M for Murder, una de las tantas obras maestras de Hitchcock
(1954).
El filme
relata la historia de un abogado famoso, Simon Crawford (Milland), quien luego
de ganar un difícil juicio sufre la pérdida de su hija Joanna (Sandra Tallent) en
un accidente de tránsito. La pena por la muerte de su ser más querido, lleva a
Simon a una terrible depresión, hasta el punto que tiene que ser internado en
un hospital siquiátrico.
Una vez
recupera su salud mental, Simon es acusado de asesinar al supuesto responsable
de la muerte de su hija. Todas las pruebas indican que el famoso abogado es el
culpable, en su escritorio se encuentra una carta en la que un detective
privado le indica quién iba conduciendo el automóvil que atropelló a Joanna; la
noche del homicidio, Simon no la pasa en su casa y, lo peor, no es capaz de dar
cuenta de dónde estaba al momento del crimen.
Para su
defensa, Simon encomienda a Sheila Larkin (Sylvia Sims), una joven y brillante
asistente que, sin embargo, no tolera que su jefe siempre la deje de lado en la
toma de las decisiones de la oficina. A pesar de defender a Simon de forma brillante, Sheila se ve obligada
a renunciar a representar a su ex jefe, porque ella no está de acuerdo en interrogar al único testigo que podría comprobar la inocencia de Simon.
Aunque
Sheila tenía razón sobre la estrategia jurídica (las torpes declaraciones del
testigo sirvieron para suscitar más sospechas), al final Simon, defendiéndose a
sí mismo, logra comprobar que el verdadero culpable fue Charles Milburn (Norman
Barrs), un asistente suyo que había fabricado las pruebas para vengarse por la
participación del ahora jefe, como fiscal, en el caso que lo llevaría a la
cárcel décadas antes.
Hostile Witness es más un thriller que una película del genero
judicial, el énfasis está más en la pregunta sobre quién en realidad cometió el
asesinato que en el proceso mismo. Aun así, hay varios elementos para resaltar.
El primero es la parte procesal, todo el caso se define a partir de los
testimonios del homicida, quien es obligado a confesar a partir de las
preguntas hechas por Simon. Con el paso del tiempo, la ciencia y la prueba
pericial han reemplazado a los testimonios en las películas sobre crímenes.
Un segundo
elemento, más interesante, es el papel de la apoderada de Simon, Sheila Larkin.
En 1992, Cynthia Lucia[1]
escribió un artículo en Cinéaste sobre
varias películas judiciales que giraban en torno a la labor de las mujeres en el litigio (The Accused, Class Action, entre otras). La tesis de Lucia es que a
pesar del papel protagónico de las abogadas en estos filmes, su posición
siempre era refrendada por una figura masculina a quien ellas debían someterse,
o rendir pleitesía, para poder alcanzar el reconocimiento necesario. Este tipo
de sexismo es claro en el caso de Hostile
Witness, Sheila Larkin siempre es tratada como una niña menor por Simon,
una aprendiza que necesita de la aprobación final del maestro para poder actuar
de forma independiente.
[1] Cynthia Lucia, “Women on Trial:
The Female Lawyer in the Hollywood Courtroom,” Cinéaste 19, no. 2/3
(January 1, 1992): 32–37.