viernes, 18 de abril de 2014

“LA VOZ NO ESCUCHADA” A propósito de The Accused (Jonathan Kaplan, 1988)

En la primera escena, Ken Joyce (Bernie Coulson), un joven universitario, sale corriendo de un bar buscando un teléfono público para llamar a la policía e informar a la policía que al menos cuatro hombres han violado a una mujer. Segundos después, vemos a la víctima, Sarah Tobias (Jodie Foster), semidesnuda buscando ayuda de forma desesperada. Inspirada en el famoso caso de Cheryl Araujo, The Accused relata el drama vivido por Sarah Tobias por alcanzar justicia y hacer oír su voz en una sociedad que siempre le ha dado la espalda.
Nadie parece querer ayudar a Tobias, al inicio de la película. Su pareja, no sólo no la entiende, sino que parece más prono a culparla por la violación que a ayudarla a superar el trauma, su madre no es capaz de entrever en una conversación telefónica el drama pavoroso que está viviendo Tobías,  la fiscal encargada, Kathryn Murphy (Kelly McGillis), no está interesada en buscar algún tipo de reparación o justicia, sino en ganar el caso.
Mientras alientan a un equipo de Hockey, Murphy acuerda con su jefe Paul Rudolph (Carmen Argenziano) buscar inculpar a los responsables con un delito menor—asalto agravado—dado que las únicas pruebas existentes obran en contra de Tobías: Antes de la violación, ella había consumido licor y marihuana y había confesado a su mejor amiga que deseaba tener relaciones con uno de los muchachos que se encontraba en el bar. Para acabar de ajustar, el único testigo de la fiscalía, Polito (Stephen Miller) carecía de credibilidad alguna, por sus antecedentes judiciales. En medio de la brutalidad del partido de hockey, Jonathan Kaplan, el director de la película, parece sugerir que para las mujeres es imposible ganar en otro tipo de juego dominado por visiones exclusivamente masculinas, el derecho. En lugar de confrontar a su oponente, en un terreno en el que no podrá ganar, Murphy opta por el camino más sencillo, renunciar a la verdad para alcanzar el remedo más parecido a la justicia.
La suerte de Tobias cambia cuando encuentra a Murphy en un hospital. “Era una voz y era la mía,” Tobias le dice a la fiscal, recriminándole haberla dejado de lado en el proceso que llevó a la cárcel a sus violadores. Lo que ella buscaba no era sólo la prisión de sus agresores, era que la verdad se supiera, que esa voz que ella describe en tercera persona pudiera narrarse en voz propia.
La petición de Tobias recuerda el caso de Inez García, una joven latina que asesinó a sus violadores, varios minutos después del asalto. En un primer juicio, el abogado defensor logró disminuir la condena alegando que su defendida no se hallaba en capacidad de decidir, al momento del homicidio. A pesar, de haber logrado una sentencia favorable, García nunca estuvo de acuerdo con la estrategia de su abogado, para ella era ofensivo sugerir que ella se había equivocado y que el homicidio se debía a algún problema mental suyo. En un segundo juicio, García contrató a una nueva abogada que la defendió con base en la legítima defensa. La acusada, por tanto, no era ya una enferma que se había dejado llevar por circunstancias extremas, sino una muchacha que en pleno ejercicio de su libertad, había optado por ejercer su derecho a la defensa. En The Accused, Tobías expresa a la fiscal una preocupación similar a la de Inez García. A pesar de que Murphy había logrado enviar a la cárcel a los culpables de la violación, en el proceso jamás se escuchó la voz de Tobias y los criminales jamás fueron acusados por las acciones que cometieron.
Luego de escuchar a Topias, Murphy decide abrir un caso nuevo, esta vez no para acusar a los violadores, sino para inculpar a quienes habían estado en el bar y se habían dedicado a alentar a los abusadores, en lugar de proteger a Tobias. Una vez Murphy manifiesta a su jefe su intención, él le contesta: “¿Qué pasa si pierde? Parecerá una incompetente. Si gana, parecerá una vengativa bruja.”
En las últimas escenas, el director reconstruye la violación de Tobias a partir del testimonio de Ken Joyce, el joven que al inicio de la película llama a la policía pidiendo ayuda. El proceso termina con una condena para los culpables, mientras que Murphy y Tobias se alegran por la sentencia proferida.

The Accused es una película interesante por muchas razones. La primera es que pone en evidencia la doble victimización a la que las mujeres violadas son sometidas en los procesos judiciales. Tobias, al igual que Cheryl Araujo en la realidad, es tratada por abogados y jueces como si fuera la culpable del ultraje, como si bailar de forma provocativa y consumir alguna droga justificara todo tipo de vejámenes y humillaciones. En segundo lugar, The Accused resalta la culpabilidad de quienes, a pesar de no participar directamente en una violación, alientan y promueven la comisión de un crimen. Aun así, la película no ofrece lo que promete, es sólo a través del testimonio de Kevin Joyce que nos enteramos de la brutalidad con la que Tobias fue violada por varias personas, mientras los demás alentaban como locos. La voz de la víctima, incluso en el juicio que revelará la atrocidad de los hechos, permanece en silencio.