viernes, 20 de enero de 2012

El aborto, Hursthouse, House y la ley y el orden

Para muchos, antes de responder la cuestión  sobre la moralidad del aborto, es necesario saber si el no nacido tiene vida propia. No es que el debate se defina al resolver esta pregunta, es posible defender el derecho al aborto y considerar que el nasciturus tiene derecho a la vida, tal como lo ha hecho Judith Jarvis Thomson en su clásico artículo “A defense of abortion.” 1  Aún así, parece importante saber que acción se está realizando, si retirando un tumor, una parte del cuerpo, o un ser humano.  La respuesta a cada una de estas preguntas demanda diferentes justificaciones, interpretaciones y posiciones.
Autores en ambos espectros de la discusión utilizan la ciencia para defender sus posiciones.  En Colombia, por ejemplo, el profesor Antonio Vélez realizó en Semana “una acérrima defensa -desde la ciencia- de la posibilidad de interrumpir el embarazo;” 2  en tanto que Nicolás Uribe afirmó en El Espectador que “los proabortistas deberían reconocer que existe un nuevo ser humano desde el momento de la fertilización y que ello no es producto de la opinión, sino de la verdad científica” 3  
Lo cierto  es que la ciencia no puede decir ni lo uno ni lo otro, tan solo puede afirmar que “el antes y después de la fecundación hacen parte de un continuum a través del cual la vida humana se desarrolla.” 4 El mundo no corresponde a nuestras categorías lingüísticas. Afirmar que el nasciturus tiene vida, en realidad, dice más de quiénes somos, de cómo entendemos el mundo que de la verdad sobre el estatus legal de quien está por nacer.  Es nuestra decisión la que determina que el ornitorrinco, a pesar de ser el único con los equidnas en su género que pone huevos, sea un mamífero y no una especie diferente. Plutón es o no un planeta según las elecciones hechas por los astrónomos sobre cómo catalogar los astros celestes y no por sus características físicas.  Definir qué tipo de vida es el feto es un problema metafísico, no científico.
Rosalind Hursthouse en su artículo “Virtue theory and abortion” 5 sugiere que en realidad no es necesario determinar el estatus del no nacido.  Para juzgar la moralidad del aborto, basta con conocer los hechos biológicos, it est, que el embarazo dura en promedio nueve meses y es el resultado de una relación sexual.  Para Hursthouse, el problema no es lo que muestran estos hechos biológicos, sino “¿Cómo estos hechos figuran en la razón práctica, acciones y pasiones, pensamientos y reacciones, de los virtuosos y los no virtuosos?" 6  Si se quiere responder esta pregunta, otros hechos distintos a los biológicos se hacen relevantes, como, por ejemplo, el que los padres “tienden a cuidar apasionadamente a su descendencia y que las relaciones familiares son unas de las más profundas y fuertes en nuestras vidas.” 7 Hursthouse sugiere que “considerar al aborto como nada diferente a matar algo que no importa, o como nada distinto al ejercicio de un derecho que uno tiene, o como un medio incidental de un estado de cosas deseado, es hacer algo cruel y frívolo, el tipo de cosas que ninguna persona virtuosa o sabia harían.” 8
En la serie de televisión “Law and Order Special Victims Unit” hay un capítulo9 que sirve para ilustrar la tesis de Hursthouse.  Richard Manning (John Ritter) es un celoso siquiatra que practica una cesárea a su esposa, sin que ella consienta. El argumento legal del episodio gira en torno a la tipicidad de la acción de Manning. Si el bebé nació, entonces hay un homicidio, de lo contrario, Manning es solo responsable de lesiones personales.
En el juicio, Melinda Warner (Tamara Tunie), la doctora encargada de realizar la autopsia del bebé, asegura que según los resultados de la prueba médica, la docimasia pulmonar, el niño no nació. A pesar de ello, la fiscal del caso, Alexandra Cabot (Stephanie March) sospecha que Manning asesinó al niño después de haberlo extraído del vientre de su esposa.  Lo interesante del caso es la posición en la que el espectador se encuentra frente al acusado.  Durante todo el proceso parece arbitrario considerar el nacimiento como la barrera a partir de la cual se es o no un ser humano.  Manning es representado como un ser frío, calculador, casi un sicópata incapaz de reconocer la humanidad de su esposa y del niño que está por nacer.  
La serie recrea algunas de las intuiciones de Hursthouse. En primer lugar, sugiere que la vida del feto importa y que parece frívolo y no virtuoso quien lo niega: “Incluso los más dedicados proponentes del punto de vista según el cual aborto deliberado es solo como una apendicetomía o un corte de cabello raramente sostienen la misma posición respecto de un aborto espontáneo.  No es tendencioso afirmar que quienes reaccionan en frente del dolor de un aborto espontáneo diciendo, o incluso pensando, ‘¡Qué embrollo por nada!’ serían crueles y frívolos.” 10 En el caso sugerido por “Law and Order,” parece cruel y frívolo afirmar que Manning es solo culpable de haber herido a una mujer, de haberle sacado un pedazo de su cuerpo y no de asesinar a una persona.
Algo similar sucede con la serie de televisión “House, Md.”  En el capítulo “Fetal Position,”11 Emma Sloan (Anne Ramsay) es una exitosa fotógrafa de 41 años quien tiene 21 semanas de embarazo. Debido a una complicación médica, el síndrome maternal del espejo, los doctores deben decidir si salvar la vida de la madre o la del hijo.  Durante todo el proceso de diagnosis, House (Hugh Laurie) se refiere al no nacido como “feto” o “parásito,” burlándose de todos aquellos que deciden llamarlo nene (baby).
Pese a que solo Cuddy (Lisa Edelstein) apoya a la madre en su decisión de arriesgar su vida por salvar al no nacido, los miembros del equipo médico cuestionan y se extrañan de la reacción de House.  Aunque sea un gran galeno, no deja de ser un pendejo (jerk), un ser huraño incapaz de relacionarse con los otros seres humanos y de vivir, en términos de la ética de la virtud, una vida plena.  Considerar al no nacido como un parásito que amenaza la vida de la madre revela la crueldad de House, no su sabiduría médica. House no alcanza la "eudaimonia," sino que, en palabras de la misma serie, lleva una existencia dolorosa y miserable. Al final del "Feral Position", House recrea la sensación que sintió cuando el feto sostuvo su mano durante una operación. Quizás con este gesto, el director quiera indicar que es otra la perspectiva de House, aunque diga lo contrario, porque diagnosticar es más fácil si se trata a los pacientes como si no fueran seres humanos. 
La posición de Rosalind Hursthouse ha sido objeto de múltiples críticas. Mi interés, en las escasas líneas que permite este blog, más que evaluar es presentar tesis importantes para la filosofía jurídica desde el cine o, en este caso, la televisión.  Por ello, me limito a una pequeña reseña de su ya clásico artículo sobre el aborto. De todos modos, aunque  Hursthouse muy probablemente está equivocada y  su enfoque no es el correcto para determinar la moralidad del aborto, parece tener razón en que dice mucho de nosotros, de quienes somos, de cómo nos relacionamos con los demás, el que consideremos al no nacido como un parásito, un tumor, un corpúsculo  o, por el contrario, uno más de nuestros semejantes.





1-Thomson, J.J. (1971) "A defense of abortion",  Philosophy & Public Affairs, 1(1), pp. 69-80.
2- Velez, A. "En Pro del aborto"
3- Uribe, N. "Debate con altura"
4- "Por un debate serio sobre el aborto"
5- Hursthouse, R. (1991) "Virtue ethics and abortion", Philosophy & Public Affairs, 20(3), pp. 223-246.
6- Ibid. p. 237
7- Ibid. p. 237
8- Ibid. p. 238
9- Law and Order, Special Victims Unit
10-Hursthouse, op, cit, p. 238.
11-House, M.D.

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